Por: Roberto Cavada Barreras
Los dominicanos llenan los foros cada vez que Juanes visita el país. ¿Por qué negarle esa misma posibilidad a los jóvenes cubanos?
El problema es que el colombiano cantará en un país de gobierno comunista y en la Plaza de la Revolución que Fidel Castro encontró terminada como Plaza Cívica en 1959 tras cinco años de trabajos durante la dictadura de Fulgencio Batista.
Desde allí Fidel proclamó a Cuba como primer país libre de Analfabetismo en el continente y expulsó en el barco Covadonga a los que llamó “curas falangistas”. En la Plaza los cubanos lloraron los jóvenes deportistas muertos en el sabotaje a un avión en pleno vuelo sobre Barbados. En la Plaza se proclamó la Primera y Segunda declaración de La Habana que reivindicó a la isla de su expulsión de la OEA y se conoció la muerte del Ché Guevara.
Fue el sitio escogido para que Juan Pablo Segundo oficiara la misa durante su visita pastoral a Cuba en 1998. La Plaza de la Revolución se llenó, incluyendo a muchos cubanos que viajaron desde Miami. Entonces nadie protestó, ni quemaron biblias, ni crucifijos, ni la sotana del Papa.
Tampoco recuerdo cuento alguno sobre protestas ni manifestaciones cuando los míticos Billy Joel, Stephen Stills, Kris Kristofferson y Rita Coolidge visitaron La Habana y cantaron en 1979 en el teatro Karl Marx (fundador del comunismo).
No vi que en el 2000 en la Pequeña Habana a quemar los discos de Los Beatles (en su momento censurados en Cuba) por la visita de Paul McCartney a la ciudad de Santiago. En nada afectó su paso por La Habana, al actual gobernador de California, Arnold Schwarzenegger junto a su esposa, una Kennedy, para comprar varias obras de arte en una galería e incluso algunos puros.
Un canto de Juanes no resolverá la escasez económica que vive el pueblo cubano por el bloqueo estadounidense pero también por las erróneas políticas económicas que han regido en la isla. Juanes no le quitará un centavo a los salarios que los cubanos destinan casi exclusivamente para comer. El concierto será gratuito. Juanes no tendrá un patrocinio de ningún producto cubano ni ningún ministerio sacará dinero a sus programas para organizar el show. Juanes no logrará que Raúl Castro desaparezca el famoso permiso de salida que piden los cubanos para viajar al exterior. Ni logrará que se autoricen las parábolas, ni que aumente la propiedad privada. El colombiano no irá tampoco a celebrar la educación, ni la salud, ni resolverá que excarcelen a los que quedan cumpliendo penas de los 75 disidentes (por cierto, el escritor Raúl Rivero, uno de los más celebres de ese grupo que hoy vive en Madrid, no ha vuelto a hablar de ellos).
Juanes irá a La Habana a cantar. Y ojalá los cubanos que más lo han criticado, principalmente en Miami, le respeten ese derecho. Hoy en La Habana canta Willi Chirino en cada casa aunque su deseo manifiesto es hacerlo en una plaza pública así sea a través de una pantalla. A nadie persiguen por escuchar a Gloria Estefan, Paquito D Rivera, o Celia Cruz. Es cierto que la radio estatal no los difunde. Lamentable error. Igual al de las estaciones privadas de Miami que no difunden a Los Van Van ni a Pablo Milanés. Juanes, con el favor de Dios, irá a Cuba y llenará la Plaza. Y desde Miami alguien dirá al otro día: “pero llevó más gente que Fidel”. Así somos los cubanos.
El problema es que el colombiano cantará en un país de gobierno comunista y en la Plaza de la Revolución que Fidel Castro encontró terminada como Plaza Cívica en 1959 tras cinco años de trabajos durante la dictadura de Fulgencio Batista.
Desde allí Fidel proclamó a Cuba como primer país libre de Analfabetismo en el continente y expulsó en el barco Covadonga a los que llamó “curas falangistas”. En la Plaza los cubanos lloraron los jóvenes deportistas muertos en el sabotaje a un avión en pleno vuelo sobre Barbados. En la Plaza se proclamó la Primera y Segunda declaración de La Habana que reivindicó a la isla de su expulsión de la OEA y se conoció la muerte del Ché Guevara.
Fue el sitio escogido para que Juan Pablo Segundo oficiara la misa durante su visita pastoral a Cuba en 1998. La Plaza de la Revolución se llenó, incluyendo a muchos cubanos que viajaron desde Miami. Entonces nadie protestó, ni quemaron biblias, ni crucifijos, ni la sotana del Papa.
Tampoco recuerdo cuento alguno sobre protestas ni manifestaciones cuando los míticos Billy Joel, Stephen Stills, Kris Kristofferson y Rita Coolidge visitaron La Habana y cantaron en 1979 en el teatro Karl Marx (fundador del comunismo).
No vi que en el 2000 en la Pequeña Habana a quemar los discos de Los Beatles (en su momento censurados en Cuba) por la visita de Paul McCartney a la ciudad de Santiago. En nada afectó su paso por La Habana, al actual gobernador de California, Arnold Schwarzenegger junto a su esposa, una Kennedy, para comprar varias obras de arte en una galería e incluso algunos puros.
Un canto de Juanes no resolverá la escasez económica que vive el pueblo cubano por el bloqueo estadounidense pero también por las erróneas políticas económicas que han regido en la isla. Juanes no le quitará un centavo a los salarios que los cubanos destinan casi exclusivamente para comer. El concierto será gratuito. Juanes no tendrá un patrocinio de ningún producto cubano ni ningún ministerio sacará dinero a sus programas para organizar el show. Juanes no logrará que Raúl Castro desaparezca el famoso permiso de salida que piden los cubanos para viajar al exterior. Ni logrará que se autoricen las parábolas, ni que aumente la propiedad privada. El colombiano no irá tampoco a celebrar la educación, ni la salud, ni resolverá que excarcelen a los que quedan cumpliendo penas de los 75 disidentes (por cierto, el escritor Raúl Rivero, uno de los más celebres de ese grupo que hoy vive en Madrid, no ha vuelto a hablar de ellos).
Juanes irá a La Habana a cantar. Y ojalá los cubanos que más lo han criticado, principalmente en Miami, le respeten ese derecho. Hoy en La Habana canta Willi Chirino en cada casa aunque su deseo manifiesto es hacerlo en una plaza pública así sea a través de una pantalla. A nadie persiguen por escuchar a Gloria Estefan, Paquito D Rivera, o Celia Cruz. Es cierto que la radio estatal no los difunde. Lamentable error. Igual al de las estaciones privadas de Miami que no difunden a Los Van Van ni a Pablo Milanés. Juanes, con el favor de Dios, irá a Cuba y llenará la Plaza. Y desde Miami alguien dirá al otro día: “pero llevó más gente que Fidel”. Así somos los cubanos.
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