SANTO DOMINGO. Concluimos el taller de plataformas construyendo dos nuevas en el Parque Nacional del Este (PNE). Esta no era la primera vez que el equipo de Pesca y Vida Silvestre de los EUA (Oficina de Puerto Rico) visitaba la zona, pues del 97 al 98 ejecutamos un proyecto de liberación de cotorras que es ya un clásico.
Son muchas las contribuciones que ha hecho el USFWS a RD durante las últimas dos décadas.
Este proyecto no pretendía salvar a la cotorra dominicana (que no necesita programas de reintroducción) sino obtener datos para usarlos en las liberaciones de la puertorriqueña (Amazona vittata), que sí lo necesita, pues ya sólo quedan unos 60 individuos en estado silvestre.
Nodrizas dominicanas
Los ejemplares liberados nacieron en Puerto Rico, descendientes de un pie de cría que le cedió el Zoodom en los 80, para utilizarlas como nodrizas de pichones de cotorras portorras, pues las nuestras son mejores criadoras que las boricuas. Así, cuando se daba el caso de un pichón abandonado o alguno con problemas traído de un nido silvestre, se le daba a criar a una pareja dominicana con pichones. También las usaban para incubar huevos de las boricuas. Los pichones nacidos por esta vía, a veces eran devueltos a un nido natural. De manera que la expresión cotorras "dominicanas ausentes", no es una metáfora ni un título sensacionalista: eran ejemplares nacidos y criados en Puerto Rico que visitaban por primera vez la patria de sus ancestros.
Un accidente meteorológico convirtió la liberación en un experimento único: el impacto en la zona del huracán Georges el 22 de septiembre del 98, días después de la liberación de las últimas nueve cotorras.
En proyectos de reintroducción para la conservación de una especie, las liberaciones siempre se hacen, por razones obvias, a fin de año, cuando ya ha pasado la temporada ciclónica. Pero esto no se tomó en cuenta, pues se buscaban datos del comportamiento de los ejemplares liberados durante todo el año.
Cuando "Georges" golpeó directamente en el PNE, todos los científicos del proyecto pronosticamos lo peor: ninguna de las nueve cotorras, nacidas y criadas en cautiverio y en un bosque húmedo, sobreviviría al huracán. Cuando se visitó la zona, en los días posteriores al ciclón, descubrimos, sorprendidos y felices, que ocho de las nueve cotorras estaban sanas y salvas. Cómo lo lograron es todavía un misterio.
El día de esta última liberación tuvimos un incidente aleccionador. Habíamos invitado al vicepresidente Dr. Fernández Mirabal. La liberación se haría a las 5:30 am, pues como las poblaciones silvestres son más activas durante las primeras horas de la mañana, es conveniente que las liberadas interactúen con las salvajes.
A prima noche recibimos una llamada: el entonces Vicepresidente quería asistir, pero no podía llegar hasta las 8:00 am. Se creó una situación tensa. -Me preocupa que los despidan si no retardamos la liberación. -dijo un colega de Atlanta. Pero si se cambiaba la hora, se arruinaba la investigación. Confiamos en el buen juicio de Jaime David y las cotorras se liberaron a la hora prevista. Cuando llegó el Vicepresidente, sonriente y afable, todavía se podía oír el corneteo de algunas de las cotorras liberadas. Los técnicos extranjeros se tomaron fotos con él, sorprendidos de que un funcionario de una República "Bananera" fuera tan civilizado.
Ignorar los principios para complacer a los jefes no es la mejor manera de ayudarlos. guerrero.simon@gmail.com
Son muchas las contribuciones que ha hecho el USFWS a RD durante las últimas dos décadas.
Este proyecto no pretendía salvar a la cotorra dominicana (que no necesita programas de reintroducción) sino obtener datos para usarlos en las liberaciones de la puertorriqueña (Amazona vittata), que sí lo necesita, pues ya sólo quedan unos 60 individuos en estado silvestre.
Nodrizas dominicanas
Los ejemplares liberados nacieron en Puerto Rico, descendientes de un pie de cría que le cedió el Zoodom en los 80, para utilizarlas como nodrizas de pichones de cotorras portorras, pues las nuestras son mejores criadoras que las boricuas. Así, cuando se daba el caso de un pichón abandonado o alguno con problemas traído de un nido silvestre, se le daba a criar a una pareja dominicana con pichones. También las usaban para incubar huevos de las boricuas. Los pichones nacidos por esta vía, a veces eran devueltos a un nido natural. De manera que la expresión cotorras "dominicanas ausentes", no es una metáfora ni un título sensacionalista: eran ejemplares nacidos y criados en Puerto Rico que visitaban por primera vez la patria de sus ancestros.
Un accidente meteorológico convirtió la liberación en un experimento único: el impacto en la zona del huracán Georges el 22 de septiembre del 98, días después de la liberación de las últimas nueve cotorras.
En proyectos de reintroducción para la conservación de una especie, las liberaciones siempre se hacen, por razones obvias, a fin de año, cuando ya ha pasado la temporada ciclónica. Pero esto no se tomó en cuenta, pues se buscaban datos del comportamiento de los ejemplares liberados durante todo el año.
Cuando "Georges" golpeó directamente en el PNE, todos los científicos del proyecto pronosticamos lo peor: ninguna de las nueve cotorras, nacidas y criadas en cautiverio y en un bosque húmedo, sobreviviría al huracán. Cuando se visitó la zona, en los días posteriores al ciclón, descubrimos, sorprendidos y felices, que ocho de las nueve cotorras estaban sanas y salvas. Cómo lo lograron es todavía un misterio.
El día de esta última liberación tuvimos un incidente aleccionador. Habíamos invitado al vicepresidente Dr. Fernández Mirabal. La liberación se haría a las 5:30 am, pues como las poblaciones silvestres son más activas durante las primeras horas de la mañana, es conveniente que las liberadas interactúen con las salvajes.
A prima noche recibimos una llamada: el entonces Vicepresidente quería asistir, pero no podía llegar hasta las 8:00 am. Se creó una situación tensa. -Me preocupa que los despidan si no retardamos la liberación. -dijo un colega de Atlanta. Pero si se cambiaba la hora, se arruinaba la investigación. Confiamos en el buen juicio de Jaime David y las cotorras se liberaron a la hora prevista. Cuando llegó el Vicepresidente, sonriente y afable, todavía se podía oír el corneteo de algunas de las cotorras liberadas. Los técnicos extranjeros se tomaron fotos con él, sorprendidos de que un funcionario de una República "Bananera" fuera tan civilizado.
Ignorar los principios para complacer a los jefes no es la mejor manera de ayudarlos. guerrero.simon@gmail.com
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